Por Vicente Balbuena
La Semana Santa, que está por culminar, ha sido cambiada en un alto porcentaje por los efectos de la pandemia del Coronavirus.
Los que tenemos medio siglo de existencia, recordamos que la Semana Mayor, era una semana de recogimiento y respeto espiritual.
Esos días santos, los aprovechamos para ir a las iglesias, compartir con familias distantes y disfrutar de variados y exquisitos platos de la cocina dominicana.
No faltaba el bacalao, los guandules, pescados, habichuelas con dulce, entre otros de otras regiones de la República Dominicana.
En los televisores blanco y negro, eran presentadas películas adaptadas a la Semana Santa, que nos mantenían frente a la pantalla de la televisión.
Posteriormente todo se fue transformado, y los días santos se convirtieron en días diabólicos, dónde la población cambió la tradición y las buenas costumbres por llenar las playas, ríos, bosques y montañas en lugares de prostitución, consumo de drogas y bebidas alcohólicas.
Nuestras autopistas y carreteras se llenan de vehículos que no respetan las señales de tránsito, ocasionando decenas de accidentes originando cientos de muertes por la prisa y la imprudencia que ocasionan chóferes. Otras muertes son ocasionadas por riñas, intoxicación alcohólica y ajustes de cuentas.
Pero nunca como ahora, habíamos presenciado una Semana Santa como la del 2020. El Coronavirus nos ha impedido ir a todos esos lugares descritos en los párrafos anteriores.
Ya no podemos ir a los templos o catedrales, no podemos ir playas, ríos, bosques o montañas, hemos sido sometido a una cuarentena obligatoria.
Cuarenta días de espera, donde los más pobres deben recibir el apoyo y solidaridad de los que más tienen económicamente.
Ha llegado el momento de entender que llegamos sin nada, y sin nada nos marchamos de este mundo terrenal.
Entonces exhortamos a los políticos, poderosos, autoridades y funcionarios han compartir con justicia y equidad esos recursos que han obtenido con el trabajo de ese pueblo oprimido. El Coronavirus nos invita a ser solidario.
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